dimarts, 9 de novembre del 2010

Sin remisión (Eliseu Santandreu)

El personal está cansado de PIB, IPC, Déficit público, Deuda Pública, BCE, FMI, calificaciones de riesgo, recesión, inflación, desempleo, cierres de empresa, el euro sube o baja, la Bolsa en plena efervescencia inflacionista, y de gurús que compiten por anunciar las mayores tragedias futuras. El último aviso de un conocido gurú ha sido “Viene otra crisis: la cuestión es sólo cuando” En muchos casos solo se tratan de campañas de marketing para influir en los mercado como oportunidad para los especuladores, o simplemente si se cumple “ya lo dije” y si no “gracias a mi aviso los Gobiernos tomaron medidas”


Los ciudadanos ya no piden, empiezan a exigir soluciones a sus problemas. La macroeconomía solo interesa de los economistas, banqueros y debería interesar a los políticos. El contribuyente tiene un empacho de datos, acrónimos y noticias espeluznantes sobre lo que muchos agoreros aseguran que nos viene encima. Se sienten totalmente indefensos y olvidados ante sus serios problemas domésticos que no parecen interesar a quienes deberían solucionarlos. Prueba de ello son las organizaciones caritativas que piden comida para los más pobres a los que son menos pobres, pero solidarios. Estamos estupefactos ante noticias como “se reducirá el consumo de vendas y esparadrapo en los hospitales” mientras no se toman medidas para evitar los despilfarros de todo orden.

Ahora, que podría ser una magnifica ocasión para los políticos en plena campaña electoral en Catalunya y en permanente en España deberían dedicarse a crear ilusión a la gente razonándoles que harán, cuales son sus expectativas y qué medidas tienen previstas adoptar para mitigar, en lo posible, la precaria situación de tantas familias y empresas que malviven como pueden. Pues no, optan por enseñarse las vergüenzas, amenazar con denuncias y acusarse mutuamente de corruptos, mentirosos, traidores en lugar de preocuparse que los bancos den crédito a las pymes y a los autónomos; que las familias consuman y las empresas inviertan el billón de euros ahorrados. Espectáculos como los que asistimos a diario no aportan soluciones, solo ayudan a incrementar el miedo existente y la esclerosis de la economía. Ahora, nuestras esperanzas se basan en que los chinos se decidan invertir aquí.