dimecres, 22 de febrer del 2012

Ingeniería financiera. Publicado por Eliseu Santandreu en Expansión el 21 de febrero.

La alarma social que producen la mayoría de escándalos financieros, han abonado la idea de que las personas estrechamente relacionadas con las finanzas son delincuentes potenciales y, que las técnicas que utilizan se han creado para  facilitar la comisión de estafas y fraudes.


Cuando aflora uno de esos escándalos, se acusa al uso y aplicación de la “ingeniería financiera”, como el efecto causante del embrollo, cuando en realidad solo se ha perseguido el deseo de enriquecerse a corto plazo, vivir con todo lujo, obsesionados por alcanzar el poder y, lo peor de todo ello, con la conciencia de estafar a diestro y siniestro. La codicia de los que comenten esos escándalos es infinita. Con frecuencia, la lógica financiera no es capaz de explicar muchas decisiones empresariales que acaban en desastre.

Realmente, la Ingeniería Financiera es un conjunto de estrategias fundamentada en la combinación de políticas como corporate finance, private equity, gestión de patrimonios, apalancamiento financiero, emisión de deuda como bonos, obligaciones o pagarés; concentraciones de empresas; deuda subordinada o sindicada; utilización de los contratos de futuros; cobertura del riesgo de interés y del riesgo de cambio. El objetivo principal de esta disciplina financiera consiste en aprovechar las imperfecciones de los mercados y las ventajas de cada producto o fuente, a fin de propiciar la financiación de proyectos de gran envergadura, como por ejemplo un Project Finance, constituyéndose en un medio indispensable para desenvolverse en un entorno tan extraordinariamente globalizado como el actual.


La Ingeniería Financiera no consiste en estafar a los accionistas maquillando beneficios ni inflando activos; no trata de amañar los datos que se facilitan a los mercados bursátiles (profit warning) para incrementar artificialmente el valor de la acción y beneficiarse  de los bonos correspondientes; no estriba en evadir dinero a paraísos fiscales para pagar menos impuestos o blanquearlo; no aconseja constituir sociedades instrumentales para “distraer” fondos y difuminar datos; no aboga por los testaferros insolventes a quien imputar la responsabilidad; no adoctrina sobre cómo traicionar la confianza depositada por los accionistas para desviar el dinero de éstos en provecho personal del defraudador.

En definitiva, la Ingeniería Financiera, materia integrada en las Finanzas Corporativas, consiste en una actividad para ser desarrollada por profesionales que requiere muchos conocimientos, experiencia y, sobre todo ética, valor que aún siendo indispensable en todo el ámbito de una organización, es mucho más exigible en el de las finanzas, precisamente porque se trata de administrar dinero ajeno.

Es urgente divulgar una pedagogía que actúe como revulsivo contra el convencimiento popular de que un experto en Ingeniería Financiera es un estafador en potencia y, erradicar la creencia de que las malas artes en materia de actuación financiera se fundamenta en esta compleja actividad profesional.