dilluns, 17 de setembre del 2012

Inversores y ahorradores. Eliseu Santandreu al Diari Sabadell 30/8


En el último consejo de Administración de Novagalicia (NCG), los nuevos cargos que sustituyen a los que huyeron con el dinero, José María Castellano y César González-Bueno, pidieron perdón a  los accionistas y clientes del banco, por haberles vendido participaciones preferentes y acciones de la propia entidad cuando salió a cotizar a Bolsa. También lo hicieron por la actuación de los anteriores directivos de la entidad, que la abandonaron con indemnizaciones millonarias que esperan serán investigadas por la Justicia.

Ese acto de contrición, poco común en los entornos políticos y económicos es el primero que se produce –hasta la fecha- aunque con toda seguridad será imitado por otros, aunque solo sea para dar la sensación de arrepentimiento y de paso para que la Justicia, por si alguna se sentara en el banquillo, se le tenga en cuenta como un atenuante.

Aunque siempre es loable que alguien pida perdón por los perjuicios y daños que él, o sus antecesores, hayan podido causar a clientes y accionistas o a la entidad a la que representaba, lo primordial es adoptar todas aquellas medidas y medios para evitar cometerlos en el futuro.  


Uno de los errores, fortuitos o interesados cometidos últimamente por las entidades financieras, consistió en vender productos de alto riesgo, con la excusa de que los subscritores sabían lo que compraban, añadiendo que habían firmado unos documentos en los cuales se explicaba con detalle las características del producto. En realidad esas operaciones se realizaron abusando de la confianza de los clientes en los empleados “que toda la vida le había aconsejado” y que, como la mayoría de los mortales no leyeron la letra pequeña.


DIFERENCIA ENTRE AHORRADORES E INVERSORES

Quienes adquieren unos productos de dudosa bondad, suelen ser ahorradores y no inversores. Un inversor con cierta experiencia no recurre a  los consejos de un empleado de Banca. Conoce perfectamente la relación entre tres requisitos financieros de primer orden: riesgo/rentabilidad/liquidez, por lo que, bien por conocimientos o por escarmiento propios sabe perfectamente qué le interesa y qué no, de la amplia oferta de las entidades. Suele ser una persona arriesgada dispuesta a asumir unos riesgos a cambio de conseguir una rentabilidad superior a la media de oferta del mercado, pero informándose muy bien de lo que compra y asumiendo tanto las pérdidas como los beneficios.

En cambio, el ahorrador es una persona que destina una parte de sus ingresos al ahorro con la finalidad de que ante una dificultad económica, pueda rescatar todo o parte de los mismos o, bien para que al cabo de muchos años de trabajo se encuentre con un dinero con el que complementar su pensión y poder seguir llevando un nivel de vida digno.

Como esos ahorros suele depositarlos esos ahorradores generalmente en una cuenta de ahorro a plazo fijo, suponen un caramelo para la entidad financiera en la que están depositados y que les interesa invertirlos en otros productos de su interés. Es entonces cuando a través de la red de oficinas la entidad busca la forma de plantearle al cliente que cambie de producto. Aquí se inicia un proceso de captación, ofreciendo, no siempre exento de cierta presión. que trasvase su ahorro en unos productos que les renterá una mayor rentabilidad, con absoluta seguridad y la disponibilidad inmediata en caso de venta, cuando cualquier inversor sabe que no existe un producto que reuna las tres condiciones conjuntamente.

En resumen, para evitar los abusos que han venido cometiendo muchas entidades financieras lo primero que deberían tener en cuenta es la diferencia entre inversor y ahorrador. A los ahorradores, generalmente con pocos o nulos conocimientos financieros, no se les debe ofrecer productos de alto riesgo y dudosa liquidez inmediata con la promesa de una alta rentabilidad, como ha sucedido, por ejemplo, con las participaciones preferentes

Asimismo, los ahorradores deben saber que nadie ofrece gangas. No es posible que con un tipo de interés en cuentas de ahorro del 2% le ofrezcan cambiar a un producto que le rentará un 7%, con absoluta liquidez y total seguridad, sin que haya “gato encerrado”, por muy amigo y simpático que sea quien lo vende.